SE ACERCA EL DÍA DE JEHOVÁ
¿Se imagina mi estimado lector que de pronto oye el sonido lejano de una trompeta invitando a todos los habitantes de la tierra para que se arrepientan de sus pecados y se vuelvan de parte de Dios? Pues bien, esto es exactamente lo que ocurrió en el tiempo del profeta Joel al anunciar eventos impresionantes como la invasión de una plaga o enjambre de insectos devoradores, fuego, hambres, devastación y toda clase de males como castigo a las naciones desobedientes en el gran día de Jehová.
En efecto, durante el reinado de Judá, Dios incitó al profeta Joel, cuyo ministerio ejerció durante 100 años, par que diese a conocer a las multitudes que tendría lugar un hambre espantosa producida por una larga sequía y a la que sucederían ingentes cantidades de orugas, langostas y pulgón que arrasarían los campos y sembrados hasta no quedar nada de trigo, vino, aceite, verdura y fruta, suceso que motivo a las poblaciones de su territorio a efectuar rogativas para aplacar la justicia de Jehová mediante ayunos, rezos y plegarias, ofreciéndole que si se convertían de corazón a Dios-Jehová se les resarciría con fértiles frutos para los años precedentes. (Joel 1:4)
Con palabras parecidas a las del profeta Joel aparece también el profeta Hababuc ofreciendo garantías con respecto al castigo divino. En este sentido mis caros lectores ¿refleja nuestra forma de vivir acorde con las Sagradas Escrituras y la urgencia de los tiempos? El apóstol Pedro predice que el Masías anticipando señales en el cielo y en la tierra como que el sol cubrirá densas tiniebla, la luna tomando un color de sangre y que juntará a todas las gentes para llevarlas al valle de de Josaphat su presencia majestuosa entrará en juicio con ellas. En iguales términos describe Mateo el juicio venidero con las señales precursoras de aquel día terrible.
Como se ha constatado, hay ciertas similitudes sorprendentes que están ligadas a la Carta a los Romanos citada en Hechos de los Apóstoles, y en el capítulo 9 de Revelación, profecías todas ellas que sin duda nos impelen hoy más que nunca a permanecer expectantes ante el inminente Gran día de la ira de Dios (Revelación 9:15),donde todo lo que no es recto y desagradable a la verdad del Creador recaerá el oprobio divino, así como los que rechazan la provisión de Jehová para el perdón y provisión, deberán enfrentarse al juicio de Dios, un juicio tremendo y mucho más grande del cual no se ha visto jamás. Por todo lo cual, nosotros no queremos permanecer al margen de estas gloriosas nuevas de liberación permaneciendo a favor de nuestro Creador y Soberano Dios Jehová.- Nicanor Molina.
SE ACERCA EL DÍA DE JEHOVÁ
¿Se imagina mi estimado lector que de pronto oye el sonido lejano de una trompeta invitando a todos los habitantes de la tierra para que se arrepientan de sus pecados y se vuelvan de parte de Dios? Pues bien, esto es exactamente lo que ocurrió en el tiempo del profeta Joel al anunciar eventos impresionantes como la invasión de una plaga o enjambre de insectos devoradores, fuego, hambres, devastación y toda clase de males como castigo a las naciones desobedientes en el gran día de Jehová.
En efecto, durante el reinado de Judá, Dios incitó al profeta Joel, cuyo ministerio ejerció durante 100 años, par que diese a conocer a las multitudes que tendría lugar un hambre espantosa producida por una larga sequía y a la que sucederían ingentes cantidades de orugas, langostas y pulgón que arrasarían los campos y sembrados hasta no quedar nada de trigo, vino, aceite, verdura y fruta, suceso que motivo a las poblaciones de su territorio a efectuar rogativas para aplacar la justicia de Jehová mediante ayunos, rezos y plegarias, ofreciéndole que si se convertían de corazón a Dios-Jehová se les resarciría con fértiles frutos para los años precedentes. (Joel 1:4)
Con palabras parecidas a las del profeta Joel aparece también el profeta Hababuc ofreciendo garantías con respecto al castigo divino. En este sentido mis caros lectores ¿refleja nuestra forma de vivir acorde con las Sagradas Escrituras y la urgencia de los tiempos? El apóstol Pedro predice que el Masías anticipando señales en el cielo y en la tierra como que el sol cubrirá densas tiniebla, la luna tomando un color de sangre y que juntará a todas las gentes para llevarlas al valle de de Josaphat su presencia majestuosa entrará en juicio con ellas. En iguales términos describe Mateo el juicio venidero con las señales precursoras de aquel día terrible.
Como se ha constatado, hay ciertas similitudes sorprendentes que están ligadas a la Carta a los Romanos citada en Hechos de los Apóstoles, y en el capítulo 9 de Revelación, profecías todas ellas que sin duda nos impelen hoy más que nunca a permanecer expectantes ante el inminente Gran día de la ira de Dios (Revelación 9:15),donde todo lo que no es recto y desagradable a la verdad del Creador recaerá el oprobio divino, así como los que rechazan la provisión de Jehová para el perdón y provisión, deberán enfrentarse al juicio de Dios, un juicio tremendo y mucho más grande del cual no se ha visto jamás. Por todo lo cual, nosotros no queremos permanecer al margen de estas gloriosas nuevas de liberación permaneciendo a favor de nuestro Creador y Soberano Dios Jehová.- Nicanor Molina.
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