Muchas personas interesadas en el tema que hoy nos ocupa, opinan que el Reino de Dios es un sentimiento de orden interior que posee el creyente. Una creencia, basada en un entendimiento erróneo del libro de Lucas 17:21 que no toma en cuenta el contexto por cuanto este indica que cuando Jesús pronunció las palabras: “El Reino de Dios está dentro de vosotros” – según ciertas versiones – estaba contestando a los Fariseos incrédulos. Es evidente que algunas tradiciones modernas de la Biblia difundan dichas palabras como: “El Reino de Dios está entre vosotros”. Es evidente que el principal representante de ese Reino, es decir, el propio Jesucristo estaba entre ellos.
Tampoco me parece bíblica la creencia de que el Reino de Dios sea algún gobierno establecido por los hombres y bendecido por Dios, porque Jesús dijo: “Mi Reino no forma parte de este mundo” (Juan 18:;36. por lo tanto, este Reino no es en absoluto un Reino humano terrestre, sino más bien, como enseñó Jesús, el Reino es de los cielos. (Mateo 13:24) Teniendo en cuenta que el Reino de Dios es celestial, su potestad comprende esta tierra y por ello, al hijo del hombre le fueron otorgados gobernación, dignidad y reino a fin de que todos los pueblos, grupo de naciones y lenguajes todos le sirvieran con él.
De modo que el Reino de Dios significa la soberanía universal de De Dios sobre la humanidad cuya cabeza es Jesucristo. De hecho los primeros seres humanos, Adán y Eva, ya conocían a Jehová como Dios el creador del cielo y de l tierra y reconocían su autoridad, de forma que la relación entre Dios y el se humano exigía que este le obedecieran como los hijos a un padre. Por otro lado los discípulos de Jesús entendieron que el Reino era el verdadero gobierno de Dios. Y aunque el arresto, juicio y ejecución cruenta de Cristo podía dar la impresión de que su posición era débil. En realidad simbolizó un claro cumplimiento de las profecías divinas (Juan 19:10,11- Lucas 24:19)
Merced a la lealtad e integridad hasta la muerte, Jesús demostró que “el gobernante del mundo,” el adversario de Dios, Satanás, no tenía dominio sobre él, y por lo tanto Jesús había vencido al mundo (Juan 14:29,31- 16:33) No cabe la menor duda que por medio de este Reino, Dios bendecirá a la humanidad obediente con vida eterna, libre de toda opresión, temor a la guerra, a la enfermedad y hasta la muerte. Este Reino es la única y maravillosa esperanza para la salvación de la humanidad creyente. –Nicanor Molina.
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