“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración , sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.. (Articulo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos) Con todo, miles de personas son víctimas de la discriminación en todo el mundo y en todos los sentidos, violando derechos humanos fundamentales , trabajo, , talento, salarios, desigualdades y un montón de situaciones que son de lamentar.
Se comentaba que a una familia de color que se fue a vivir a una bonita barriada de Nueva Cork le sucedió que un artefacto le entrara por una ventana de la casa con una nota que decía: “Negro, que esto te sirva de advertencia”.
Como este caso de discriminación racial, hay un gran número de hechos por todas partes con resultados de palizas y atropellos de toda índole. Y aunque en la actualidad se ha progresado notablemente en la mejora de estas situaciones, personas de distintas razas y color todavía no pueden vivir juntas como iguales unos a otros.
El Apartheid en Sudáfrica fue un régimen de discriminación política económica, social y racial de la minoría blanca sobre la mayoría negra, régimen que se agravó posteriormente prohibiéndose los matrimonios de personas blancas con personas no blancas. En este país concretamente, en una playa de Durban había colocado un cartel de grandes dimensiones que decía: “Esta zona de baño está reservada para el solo uso de miembros del grupo de raza blanca”…. Finalmente, en las elecciones de 1944 en las primeras elecciones, Nelson Mandela como presidente de Sudáfrica se suprimieron las leyes discriminatorias.
Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿Estarán algún día juntas o unidas las personas de todas las razas? A este respecto, debemos afirmar que el principal mandamiento que Jesucristo, el hombre más grande e importante que ha existido en la humanidad, recomendó a sus seguidores que se amaran unos a otros sí como él los amó a ellos (Juan 13:34,35) Pero este amor que el evangelista Juan comenta, no tenía que ser algo exclusivamente entre ellos, es decir, solo para los miembros de una sola raza sino más bien a toda asociación de hermanos, sean blanco, negros, amarillos o cobrizos (1ª Pedro 2:17)
Finalmente, la Palabra de Dios con su conjunto de enseñanzas nos indica que todos somos una sola famita humana sin distinción de razas, países, cultura y lenguas. De modo que podemos afirmar que ya no falta mucho para que Dios cumpla su promesa de dictar juicio donde limpiará la tierra eliminando de ella a todos los elementos que la corrompen y destruyen así como a toda la humanidad que no permanece en armonía con su voluntad, sin importar de que raza sean, después de lo cual viviremos evidentemente en paz como hermanos en un gran familia humana unida aquí, precisamente aquí, en la tierra que pisamos.- Nicanor Molina.
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