viernes, 28 de diciembre de 2012

MIERCOLES 26 SAN ESTEBAN


 Esteban  era uno de los hombres  de confianza de los apóstoles y el primer mártir  que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo. Aparece  por primera vez en la Biblia con motivo de su nombramiento para ejercer la responsabilidad especial del servicio a la congregación cristiana de Jerusalén.

 El relato en cuestión dice: “Ahora bien, en estos días, cuando aumentaban los discípulos se suscitó una  murmuración de parte de los judíos de habla griega contra los judíos de habla hebrea, porque a sus viudas se las pasaba por alto en la distribución diaria”. Los apóstoles comprendieron que  era preciso dar atención especial a esta cuestión y lo expusieron a la congregación: Por eso, hermanos, búsquense siete varones acreditados de entre ustedes, llenos de espíritu santo y de sabiduría, para que los nombremos “sobre este asunto necesario”. Posteriormente, los apóstoles nombraron  por votación popular a los hombres más capacitados que se seleccionaron entre los cuales resultaron nombrados, Esteban junto con Nicanor,  Felipe y otros. (Hechos 6: 1-6) Más tarde fueron presentados a los apóstoles  los cuales fueron ordenados ayudantes.

De modo que Esteban recibió un nombramiento para un ministerio especial y es posible que tanto él como los otros seis  nombrados “sobre este asunto necesario” la distribución del alimento, ya fueran ancianos o superintendentes.  Estos hombres estaban “llenos de espíritu y de sabiduría”, lo cual era necesario para hacer frente a esta emergencia.
Pero el trabajo no consistía  meramente en repartir alimento sino que estaba también la administración, supervisar la compra  etc. Por lo tanto se requería juicio, discreción y una suma experiencia. Esteban demostró al Sanedrín  que tenía maestría y amplias aptitudes para la comisión que se le había confiado.

Mientras atendía estas asignaciones  para las que había sido nombrado, Esteban continuó desempeñando la predicación cristiana. El libro de Lucas dice que “Esteban, lleno de gracia y de poder, ejecutaba grandes portentos presagiosos y señales entre el pueblo”, y que recibía fuerte oposición de parte de los judíos de la sinagoga de los Libertos, así como de otros de Asía y de Africa, Pero Esteban habló con tal sabiduría y espíritu que no pudieron hacerle frente ni siquiera empleando testigos falsos.

Los judíos  venidos de otros países al llegar a Jerusalén comenzaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir  a su sabiduría y al espíritu santo que hablaba por medio de él hasta que al fin lo llevaron al Sanedrín para acusarlo  con falsos testigos, diciendo que él  afirmaba que Jesús iba a destruirle templo y a acabar con las leyes de Moisés.

Esteban ante el Tribunal Supremo  pronunció un impresionante discurso en el  cual relató con denuedo  los tratos de Dios con los hebreos , explicando toda la historia del pueblo de Israel y le fue  echando en cara  a los judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios. Concluyendo denunciando firmemente a su auditorio de líderes religiosos. Al oír esto , ellos empezaron a crujir  los dientes de rabia, . Pero Esteban lleno de espíritu santo fijó su vista al cielo  y dijo: “ Estoy vendo los cielos abiertos y al hijo del hombre en pie a la derecha de Dios” Entonces  ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron contra él. Seguidamente una turba de gente lo arrastró y en las afueras de la ciudad lo apedrearon hasta causarle la muerte. Los que le  apedrearon, dejaron sus prendas de vestir junto a un Joven que resultó llamarse Saulo que luego cambió el nombre por  el de Pablo una vez convertido al cristianismo. Justo antes de dormirse en la muerte, Esteban oró diciendo: “Jehová, no les imputes este pecado” Ciertos varones piadosos fueron y lo enterraron lamentando su muerte.

Poco tiempo después, se desencadenó una gran persecución contra los cristianos a quienes  se dispersó,  pero si bien los apóstoles permanecieron en Jerusalén esto motivó se propagasen las buenas nuevas. (Hechos 6:8;  8:2;  11:19;  22:20) .- Nicanor Molina.

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