sábado, 1 de diciembre de 2012

REPASANDO LIGERAMENTE EL LIBRO DE PROVERBIOS


Tengo en mis manos el libro Proverbios donde vienen recopilados una serie de temas sapienciales escritos por el rey Salomón de una manera lógica, amena  y de una gran utilidad para conocer y discernir los dichos de una manera que trasciende al total de la historia, las  culturas y los pueblos.
 
Proverbios, contiene una sucesión de conocimientos y situaciones cotidianas pertenecientes a la  cada vez más difícil y deteriorada conducta humana como la disciplina, los negocios, la política, la caridad, riqueza, ambición, crianza de hijos, relaciones sexuales, guerra, disciplina, así como todo cuanto se relaciona con la sabiduría y las relaciones humanas.
 
Entre otras muchas composiciones contenidas en el libro de Proverbios, me permito destacar un tema que me ha llamado poderosamente la atención por ser  un problema  muy común entre algunas  personas. Se trata del daño que ocasiona el chismorreo de algunos, consistente en mantener una actitud crítica entre personas de ambos sexos, es decir con la gravedad de la culpa que forzosamente recae sobre el chismoso. El bocado o mordisco selecto de un calumniador es engullido vorazmente por su oyente, y no resulta algo que se toma a la ligera, sino que más bien causa una impresión y un daño duradero que desciende  hasta las partes más recónditas del ser humano. Es tan grave el hecho, que acarrea  problemas, y el que habla  no puede lavarse las manos de la culpa. Aunque esa persona pueda aparentar ser extremadamente amable y encubrir su verdadera condición de corazón,  el chisme verdadero o falso es impropio y denigrante para  toda persona que se tiene como cristiana. Y aunque haya quienes digan que el estrés y la ansiedad, la murmuración y el comadreo  reduce el  estrés, no debemos olvidar tampoco que el chisme es amigo íntimo  del diablo. La Biblia dice que “el hombre perverso levanta contienda y el chismoso aparta a los mejores amigos” (Proverbios 11:12,13)  Dios hará que el odio y la maldad que en realidad encierra, más tarde o más temprano se descubrirá en la  Congregación. Caerá en el mismo hoyo que había excavado para otro. “El que guarda su boca  y su lengua, su alma guarda de angustias” (Proverbios 21:23)
 
 Como resumen, el libro de proverbios,  constituye en su totalidad la inmensa  sabiduría  del rey Salomón cuya trascendencia, como hemos dicho, comprende toda la sabiduría de  Dios,  por todo lo cual, debemos guardar nuestras lenguas y evitar semejantes actos pecaminosos que Dios Jehová odia intensamente.- Nicanor Molina.
 
 
La palabra castellana «proverbio» proviene de dos palabras latinas: pro (en lugar de) y verba (palabras). De modo que un proverbio es una frase que se da «en lugar de muchas palabras»; es una declaración corta que resume un principio sabio. La palabra hebrea que se traduce «proverbio» significa «una comparación». Como veremos, muchos de los proverbios de Salomón son comparaciones y contrastes. Como muchos pueblos orientales, los judíos enseñaban mucho mediante proverbios. Estas frases cortas, «pegajosas», eran fáciles de recordar y condensaban mucha sabiduría en poco espacio.
II. Autor
En Proverbios 1.1, 10.1 y 25.1 se nos dice que Salomón escribió la mayoría de los proverbios de este libro. En 1 Reyes 4.32 se nos informa que Salomón dijo 3.000 proverbios, y estos sin duda se anotaron en los registros oficiales. Los hombres de Ezequías (grupo de escritores que el rey Ezequías empleó para ayudarle a copiar las Escrituras) copiaron el material de Proverbios 25–29 (véase 25.1), mientras que el mismo rey Salomón escribió o dictó Proverbios 1–24. En Proverbios 30–31 tenemos material procedente de otros escritores, aunque muchos creen que Salomón era el «rey Lemuel» de 31.1. Salomón se conoció por su sabiduría, a pesar de que al final de su vida se dio a la idolatría y a la insensatez.
 
Contacto:nicamodo24@hotmail.es

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